jueves, 20 de febrero de 2014

ELBA LA ENFERMERA, AMIGA DE TODOS



                                                          








Es muy común en  los pueblos pequeños que  la mayoría de las personas  se conozcan,  algunas por  el nombre, otras por el apellido, algunas  por algún  apodo y  en  muchas  ocasiones por el nombre y  la profesión  u  oficio que  desempeñas.
 
Es curioso también el hecho de que  al referirse a alguien  mencionen  el nombre y seguido el parentesco y el nombre de algún  familiar, para  ilustrarlo haré alusión  a  mi propia  experiencia pues es  casi imposible que  me llamen   simplemente   por mi nombre  y  para muchos  sigo siendo :TERINA o TERESA  la nieta  de  Juana María, la nieta de Champion, la hija  de  Teresita, la hija  de Orlando, la hermana de Landy, Martica y  Pepa, la esposa de  Ariel y  la madre  de  Arielito.
 

Hace  muchos años conocí a una  mujer muy  especial, nunca  supe su  apellido, su nombre  solo tenía cuatro letras pero era conocido por todos y siempre  iba   acompañado  de  su  profesión  como el de muchos amigos de mi pueblo, su nombre   era  ELBA,  ELBA LA ENFERMERA.




                                                            


 
 
Cuando se hable  de entrega a los demás, de amor a la profesión, de confianza  y respeto, de cariño hacia  todos habrá  que  recordar el nombre  de  esta  mujer que fue  querida por todos y recordada por muchos.
 

ELBA tenía un  carácter  muy especial, le gustaban  las bromas, no tenía horarios para trabajar, después de  trabajar  en  el hospital visitaba  a  muchos enfermos en  su  casas, personas  de todas  las edades  se sentían  más seguras si  era ella quien  les atendía, infundía confianza, parecía que  si era ELBA la que   inyectaba la inyección  dolía menos, era   enérgica en sus  cuidados , hacia  lo que  tenía  que  hacer y ambas partes sabían que era por el bien  del enfermo. Cuando  ibas  a  emergencias   y  ELBA  estaba  de guardia el miedo  se hacía  menor porque además de curarte te  consolaba y  distraía para  que  no lo sintieras tanto.
 
                                                       
 
 
Su día laboral parecía no tener fin, ELBA nunca decía que no cuando alguien  la necesitaba aunque fuera  en  los barrios fuera  del pueblo, las personas  mayores la preferían   porque tenía  esa mezcla perfecta de profesionalismo-consagración-respeto-y amor  por sus  pacientes que hicieron de ella un  ejemplo imitar por las nuevas  generaciones de  enfermeros.
 

Hace unos días supe  que  ELBA  había   fallecido hacia unos años, y  decidí escribir  unas  líneas de tributo a la memoria  de esta  menuda pero  gran  mujer que con  su  afecto  y  dedicación gano el corazón  de tantos sanluiseños, esta mujer de la que  nunca supe  su apellido pero si  de sus  cuidados y a la que  siempre llame  ELBA  LA ENFERMERA.
 

 

 
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