El
tabaco por siglos ha sido orgullo de la agricultura cubana. Se cultiva
en varias provincias; pero es en Pinar
del Rio y especialmente en San Luis y
San Juan y Martínez donde se llevan a cabo las mejores cosechas de
todo el mundo. Cuba esta situada muy cerca del Trópico de Cáncer, con una humedad
relativa del 79% y una temperatura media de 25 ºC; recibe un régimen de lluvias
que favorecen principalmente a la región occidental del país, donde se
encuentran las mayores vegas de tabaco de Cuba. El buen clima unido a los ricos
nutrientes de nuestros suelos y al gran cuidado de los productores de tabaco han
llevado a nuestro tabaco a ocupar el lugar de
honor en la calidad mundial.
Es difícil conocer a un sanluiseño que no sepa “algo” sobre el tabaco, de alguna manera hemos
estado cerca de las cosechas, ya sea porque
tuvimos familiares con fincas
en las que se cultiva, porque íbamos 45 días a
trabajar a la agricultura cuando estábamos en la escuela o porque nos mandaban durante la
zafra desde el trabajo. Yo estuve
muy cerca por
las tres razones.
Mi abuelo, tenía una bonita finca,
se llama El Pensamiento, y está ubicada justo al pasar la línea del tren por la carretera que va a Pinar
del Rio, desde chica veía como se iban preparando las tierras para la siembra, y después, todas las demás tareas
que se realizaban hasta que el tabaco estuviera seco y fuera vendido, aprendí a
ayudar en la zafra, podía sembrar,
regar, deshijar, recolectar, desbotonar, ensartar y zafar, me convertí casi en una
experta de los secretos del cultivo. Era tabaco de sol, pero cerca estaban los grandes
sembrados de la finca La Esperanza con
sus tapados blancos. Se veían bonitos los campos,
todos verdes, llenos de trabajadores y más tarde, en las
noches, se podía percibir el olor al
tabaco seco.
En San Luis hay muchas zonas tabacaleras, recuerdo El Corojo, El Retiro, San Fe, Barbacoas, La Vigía, y muchas más.
No es posible
mencionar nuestro famoso tabaco sin hacer alusión a nuestros tabacaleros, maestros del
arte de cultivarlo, pacientes, exigentes, amorosos padres viendo crecer
sus simientes , muchos hoy están en otros países haciendo lo que
les gusta, cultivando tabaco. Están en
Honduras, Nicaragua, Santo Domingo,
llegue hasta ellos un caluroso saludo,
pero quiero mencionar en especial a un
señor que merece todo mi respeto, que con dedicación y perseverancia, con
sencillez y nobleza llegó no solo a poner el nombre de nuestros habanos
bien alto, sino que, ha sido el único productor que puedo ver en vida
una marca de tabacos que llevara su nombre,
me refiero por supuesto a nuestro amigo Alejandro Robaina.
El afamado tabacalero, falleció a la edad de 91 años, víctima de cáncer
de riñones y de pulmones, su familia que llegó desde España
en 1845, cultivaba tabaco y Alejandro continuo este camino. En 1997, en su
honor fue creada la marca de habanos Vegas Robaina.
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