Siempre me gusto la escuela,
recuerdo cuando los maestros nos asignaban
escribir composiciones, era la oportunidad
para hacer volar
nuestra imaginación, plasmar en el papel nuestras fantasías, nuestras ilusiones y desde nuestra visión describir el mundo que
nos rodeaba, nuestras familias, esas vacaciones ideales que nos gustaría
haber tenido, pero había un tema
muy particular que se repetía en algunos grados, era como un termómetro para
medir cual era no
solo la vocación del
estudiante sino también como el
estudiante veía a los demás, este tema
era manejado en títulos como “Cuando sea
grande quiero ser…… y otros parecidos todos encaminados a los
mismos objetivos.
El mundo cambia, hemos sido testigos del cambio climático, de cambios políticos y sociales,
de muchos conflictos bélicos,
epidemias, desastres naturales, amenazas de guerra, la distribución política del mundo ha cambiado
incluso en nuestra pequeña Isla el
número de provincias ha variado
algunas veces en los últimos años y
con estos cambios va cambiando también la
forma de mirar las cosas, de
aceptarlas o cambiarlas, van
apareciendo nuevas opciones que
el hombre va acomodando para
sacar provecho de ellas.
En un programa
de TV un periodista preguntaba a
algunos niños que les gustaría ser
cuando fueran grandes, varias fueron las respuestas, pero hubo una que gano la
atención de mucha gente, el niño de 9 años
contesto que él quería ser
sicario. Si, así dijo este niño
y argumento que así podría proteger a su familia
y ganar mucho dinero. Duele verdad? Donde quedo la infancia? Donde las fantasías? Donde
quedaron los sueños? Ese niño a través de
su respuesta reflejaba su miedo,
su inseguridad, la carga que
llevaba sobre sus tiernos hombros al ser responsable por su familia.
Hace varios días regrese de
Cuba, tuve a mi alrededor niños,
adolescentes y jóvenes, mis sobrinos
y sus amigos que
disfrutaban de la semana de receso escolar felices en este
encuentro que tienen una vez al
año ya que
viven en diferentes provincias, y entre
risas y juegos pude saber que deseaban estudiar, cuáles eran sus planes
Futuros peloteros, médicos, enfermeros, profesores, veterinarios,
informáticos, abogados…….. fueron
desfilando ante mis ojos hasta que
una respuesta llamo toda mi atención: Yo quiero ir de misión! Es
obvio que yo sé lo
que es IR DE MISION , hace
muchos años Cuba
comenzó a enviar misiones de diferente
índole a muchos países, recuerdo
entre otras las militares a Angola
y Etiopia porque muchos jóvenes que
estaban en el
Servicio Militar Obligatorio
fueron enviados a esa misión y
los tres hijos de una
amiga estaban en ese grupo. Médicos, constructores, deportistas,
militares, profesores etc. aun
forman parte de estos
contingentes que en diferentes
partes del mundo cumplen
MISIONES.
Seguí conversando con el joven
y quedo aclarado que
ir de misión no era
una profesión , él me dijo
que lo sabía pero que lo que
quería hacer era eso, así
que le daba lo mismo estudiar
una profesión u otra siempre que tuviera la oportunidad de
salir del país. No pude detenerme y
seguí preguntando mientras el grupo fue
creciendo, quise saber por qué o para que quería ir de misión y las respuestas fueron
varias: para ganar dinero y
reparar nuestra casa que
un ciclón hace
8 años le ocasiono grandes danos,
para comprar muebles, para que mi
madre no
tenga que trabajar tanto, para comprarme
ropa y zapatos, para conocer
otros países, para comprar una
computadora, un auto, para ayudar
a mi familia ……. Este niño también
sentía la obligación moral de ayudar a su familia, también sus
sueños están llenos de miedos por
el futuro.
Muchos de mis antiguos vecinos y amigos han vivido esta experiencia, ahora sus hijos siguen
sus pasos aunque según
lo visto y oído, los objetivos
que los llevan a dar el paso al frente son
muy diferentes.
Ir de MISION se ha convertido en
el sueño de muchos cubanos, desde que
están en
la escuela lo tienen dentro de sus
metas, no importa a donde, para
ellos significa lo mismo poder IR DE
MISION a Haití que a Brasil desde el
punto de vista de la oportunidad , la posibilidad de viajar, conocer otros
destinos, aunque cuando logran ser asignados
a una misión se dan cuenta de que
no es lo mismo, que el mundo
no es
como lo vemos desde nuestra isla,
como nos los muestran.
Los profesionales salen llenos de
ilusión a cumplir las misiones pero nadie les cuenta que no todo será como se
lo imaginan, porque además de estar expuestos a
enfermedades, peligros, de sufrir la ausencia de los seres queridos, de
no tener las mismas condiciones de
trabajo en muchas ocasiones sienten y son víctimas del
rechazo por parte de aquellos que
han ido a ayudar y en estos momentos viene a mi mente aquel humilde
maestro que fue asesinado mientras ayudaba a
combatir el analfabetismo en un
país de América Central,
aquellos jóvenes soldados que
cayeron bajo el fuego de los que ellos
fueron a apoyar en África, los
que en países amigos
realizan una labor humanitaria pero de igual manera son
rechazados por el pueblo aunque
la mayoría de ellos son simplemente trabajadores en busca de alivio para sus condiciones de vida y nada tienen que
ver con otras “misiones” a las que
otros fueron especialmente
asignados.
En otras palabras no todos los
cubanos que salen al mundo a cumplir
MISION van a asesorar ejércitos,
gobiernos, a reprimir al pueblo
cuando sale a las calles, no todos llevan en
su equipaje la metodología para
instaurar un sistema que ha quedado demostrado que no funciona, no todos son espías, sus
servicios han sido canjeados por petróleo entre otras cosas, sus salarios son una
miseria aunque Cuba reciba
millones a cambio de sus servicios.
Cumplir MISION nunca fue
una aventura maravillosa, desde
el principio ha estado plagada de
irregularidades y peligros, de censuras y vigilancias, amenazas y abusos, pero que que alguien me diga cómo le puedo explicar
todo eso a todos esos profesionales e incluso a esos jóvenes que
anhelan la posibilidad de salir de MISION.
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