Siempre he sido una
buena lectora, no puedo soportar
la tentación de tener un libro, una revista, un periódico delante y no
echarle una ojeada, algunos amigos, medio en broma medio en serio, me decían que
tenia alma de polilla, que cuando
veía un libro me olvidaba de todo y
hasta que no terminaba de leerlo
lo demás para mí no
existía.
No siempre
mi librero estuvo lleno de gruesos
libros de cubierta de cuero y
letras doradas, Alejandro Dumas,
Julio Verne, Emilio Salgari, Stevenson,
Quiroga, Herminio Almendro, los Hnos. Grimm formaron
mi primera colección de libros infantiles y juveniles, espacio compartido también por grandes libros de Geografía,
Botánica, Biología, Historia que
conserve por mucho tiempo y
utilice muchas veces como bibliografía
a la hora de ayudar a los estudiante en sus
trabajos investigativos y realización
de sus tareas diarias.
Todos eran importantes para mí, unos y otros ayudaron a llenar mi tiempo y a enriquecerme, a alimentar mi imaginación y despertar en mi la necesidad de acercarme de alguna manera, de ver con mis propios ojos lo
que desde niña me había
hecho sonar muchas veces.
Recuerdo
especialmente un grueso
libro de Geografía, cuando me lo
regalaron ya era viejo, sus páginas tenían huellas de
haber sido manoseadas una y otra vez, yo tenía 10 años
y este
libro se convirtió en
un regalo de mucho valor, siempre estaba
a mi alcance y no me cansaba de
mirar sus ilustraciones , había
una ilustración que llamaba mucho mi atención, mostraba un grupo
de personas sentadas y al pie de
la foto decía, Meridano Cero,
La Mitad del Mundo.
Yo
había viajado muchas
millas de viaje submarino,
había estado en islas desiertas, naufragios, selvas, había
ganado y perdido batallas, había
conocido reinos e imperios,
tribus salvajes, conocía una
cucaracha que se caso con un ratón,
animales que hablaban y nos dejaban ricas
enseñanzas, lo que era verso
y prosa. He podido
cumplir algunos de mis sueños
de niña,
uno de esos
sueños era algún día visitar Ecuador, país lleno de leyendas, historia, cultura y magia,
colibríes ,mariposas y volcanes, y hace
4 años ese sueño fue cumplido, una
noche del mes de Febrero el
avión en que
viajaba aterrizo en la capital
ecuatoriana.
Quito desde el aire parece un rompecabezas
confeccionado con diamantes,
la ciudad está situada
a 2800 metros sobre el nivel del mar y fue fundada
en el año 1532 por el español Sebastián
de Benalcázar.
Desde el hogar de mis amigos, una
familia de intelectuales ecuatorianos que tuvieron la gentileza de
acogerme, se ven
las montañas muy altas, como si tocaran el cielo, después de disfrutar
un poco de
este paisaje nos fuimos al
Centro Histórico de la Ciudad , allí rodeando la Plaza Grande hermosos edificios
coloniales, entre los que sobresalen una
hermosa iglesia y el
Palacio de Gobierno en el que pude tomarme una foto con la
guardia presidencial. La Plaza
Grande es un lugar muy hermoso, lleno de árboles, palomas y flores , gente que la atraviesan
en varias direcciones y
otros que deciden
pasar el día disfrutando del ambiente entre ellos muchos ancianos de
ambos sexos que conversan, leen el
diario, alimentan las palomas y disfrutan de presentaciones culturales que se van
sucediendo todo el día.
Al explorar
los alrededores pues por todos lados hay exposiciones, museos, iglesias visitamos el Museo Camilo Egas, pintor quiteño cuya temática predominante era el tema indigenista, obras representando rituales, danzas etc. adornan las paredes de este pequeño pero
acogedor museo luego nos
acercamos al Portal Arzobispal,
un edificio construido en el
1700 que tiene 3 pisos ocupados por pintorescos restaurantes y unos patios
hermosos llenos de plantas
y piezas de arte,
en este edificio
disfrutamos de un sabroso
almuerzo en un restaurante
que se llama
HASTA LA VUELTA SENOR .
Abundan las
grandes iglesias, majestuosas,
visite una que llamo mi
atención porque su interior
está cubierto de oro y
posteriormente visitamos la Biblioteca Municipal ubicada en
un edificio colonial, con pasillos y patios interiores, sus salas son inmensas y dotadas
con una colección actualizada y
abundante, muebles modernos y
bibliotecarios jóvenes y muy bien
preparados.
Ecuador es
un país con una rica cultura
y en Quito se respira en
cada uno de sus rincones. Después de nuestro
recorrido disfrutamos de danzas
y plegarias Krisna en
La Plaza Grande, al concluir
su representación seguimos hasta su
templo a este grupo de jóvenes
para aprender más acerca de esta filosofía, eran muy jóvenes y entre
ellos había 3 monjes. Estuvimos en una
exposición de fotografías dedicada a mujeres ecuatorianas
destacadas, nos deleitamos con las
danzas de jóvenes indios
ataviados con sus trajes típicos ,paseamos por el mercado en el
que es muy difícil elegir que
comprar por el colorido y lo
original de los
productos que se
ofrecen.
No
podía faltar un recorrido
por la calle Ronda muy conocida
por su
bares, restaurantes, ventanas
llenas de geranios, espectáculos
de música y danza, gente de todas las
edades paseando y
disfrutando de la variada
y sabrosa comida que en
ella se puede encontrar, un ambiente acogedor
a pesar del frio
que poco a poco
iba envolviendo a
Quito y al finalizar nuestra cena un
lindo recorrido en auto por los
alrededores; barrios muy iluminados
con impresionantes edificios
llenos de vida e historia.
En Quito pude pasear ,ir a comprar
frutas deliciosas en pequeñas bodeguitas
que abundan por doquier me quede
prendada de las guanábanas que ya conocía pero puedo afirmar que
las de Ecuador son las más dulces
y cremosas que
he probado, sentarme en una
terraza a tomar un batido de frutas,
ir al cine, los precios
son módicos, el transporte público
tiene muy buen servicio.
Pude
visitar la Mitad del Mundo, es una visita obligada para todos los turistas que
llegan a Ecuador no solo por la belleza del sitio donde
se encuentra sino también por lo interesante que resulta poder experimentar lo que
se siente al estar parado justo
en la línea que divide
al mundo a la mitad. Allí encontraras
guías que con gran maestría
te explicaran todo lo que quieras saber, y
con experimentos bien
sencillos te ayudan a comprobarlo.
La
visita a la Fundación Guayasamin no podía
faltar en mi itinerario tampoco
la Capilla del Hombre en
ambas disfrute de la obra del gran
artista y conoci mas de su vida .
Faltaron
muchas cosas que
ver y disfrutar en este
hermoso país y una
invitación abierta para
volver , motivos más que suficientes para
regresar .