TERESITA CASTILLO
He leído un articulo escrito por Feliz Pérez Varona y publicado por el grupo Nostalgias de Cuba, y me ha resultado muy interesante por su contenido y a la vez me ha dado pie para escribir sobre un tema que hacia tiempo estaba elaborando . El titulo del articulo de Pérez Varona es “EL CUBANO DEL TITANIC”, sí, ha leído usted correctamente, entre los pasajero que salieron rumbo a New York en el majestuoso Titanic hace 100 años había un cubano, según cuenta Varona, este cubano se llamaba Servando Rodríguez y era el dueño de una famosa tienda de sedas en La Habana llamada Palacio de Cristal. Servando Rodríguez , había nacido en Asturias, aunque no era cubano de nacimiento si lo era de residencia, pues vivía en Cuba hacia muchos años.
Los cubanos estamos dispersos por el mundo entero, no importa donde estemos residiendo, seguimos siendo cubanos, y hemos llegado a tener importantes desempeños y logros en la vida social, cultural, económica y política de los países en donde nos hemos radicado. Los cubanos hemos tenido alcaldes, gobernadores, princesa, médicos eminentes, pintores, escritores de renombre mundial, arquitectos, músicos, bailarines, deportistas campeones mundiales en muchas disciplinas, etc. pero el cubano no sólo que emigra sino que también hemos recibido en nuestra pequeña isla a emigrantes de muchas latitudes del mundo. Pero es reconocido en todo el mundo, que el ciudadano cubano es priviliegiado por su talento, capacidad y dones.
En nuestro pueblo también se establecieron emigrantes venidos de diferentes partes de España, Palestina, Siria, China , también recuerdo que en las fiestas habían presentaciones del Tambor Yuka traído desde África por los congoleses, así que creo que también tuvimos congoleses en nuestro municipio.
Yo nací en lo que pudiéramos llamar, sin presumir, el barrio chino de nuestro pueblo, San Luis en Pinar del Río, allí estaban las 4 viviendas de los chinos y sus negocios, al llegar a Cuba adoptaron nombres en español, Roberto, Josefa, Santiago, Rosita, Luis, Juan , Rafael, Mario, Ramón, pero se quedaron con la esencia de su identidad. Disciplinados, callados, trabajadores, ahorrativos , los mejores vecinos del mundo porque aunque eran amistosos, mantenían la distancia. Eran dueños de Los Parados y El Gallito dedicados a la venta de alimentos y recuerdo el olor a fritura flotando en el aire.
Recuerdo como sembraban cebollines en cajas de madera rellenas con tierra, las revistas chinas con aquellos colores tan llamativos, su andar pausado, especialmente recuerdo a nuestra vecina Josefa, una vez me caí y mi rodilla quedo hecha una calamidad, y se apareció Josefa con una botella llena de alcohol y unas yerbas, me frotaron muy fuerte la herida y pronto sano, por mi vecina conocí la medicina verde y el famoso bálsamo chino al que hasta el dia de hoy le asigno poderes mágicos, ya que lo he usado para más de una dolencia y le tengo mucha fe. Los chinos mas jóvenes eran Amelita y Apen, ella radicada en España, el hermano en USA; ambos grandes profesionales, varios emigraron a USA, los demás han muerto, solo Ángel queda en Cuba. Aunque era una niña cuando comenzaron a salir de Cuba, tengo muchos recuerdos de los chinos de mi pueblo.
Los españoles venían de diferentes partes, pero mi contacto más cercano fue con Evaristo Montes, llegado desde Asturias, trabajaba en una tienda y se caso con una criolla y tuvieron 3 hijos, Evaristo era muy alegre, cuando ya no trabajaba en la tienda comenzó a hacer bolsos, maletines, carteras y además forraba botones y hebillas muy de moda en aquella época. Recuerdo también con mucho agrado a Rosario Collado, maestra, muy buena conversadora, cuando iba a su casa no me quería ir y su hermano Andito, casado con Lilia, mujer muy agradable y a la que nunca he olvidado sobre todo porque fue mi maestra de primer grado. Los españoles se dedicaban al comercio, al alquiler de inmuebles.
Los moros, como llamamos en Cuba a los originarios de esa zona del mundo, también se dedicaban al comercio, algunos iban por los campos vendiendo sus mercancías, vendían joyas. Con los moros también tuve contacto cercano, uní mi vida a un descendiente de sirios y libaneses y de esta unión nació mi hijo Ariel , el mayor regalo que me ha dado la vida, pero además, conocí a Andresito el Moro, palestino, a muchos de sus hijos, pero especialmente a Héctor, y su familia. Llegados de Siria eran Juan, Juanita y Ramón, tíos de mi suegra y dueños de una joyería que estaba en lo que hoy es La Librería.
Sé que algunos se quedan sin mencionar, pero escribo sobre mis recuerdos, tengo muchas amistades cuyos abuelos llegaron a Cuba buscando nuevos horizontes, se establecieron, se “aplatanaron”, fundaron sus familias y fueron acogidos con beneplácito por los nacidos en la Isla. Hoy, muchos de los nietos e hijos de españoles, han retornado a la tierra de sus padres y abuelos .Cuba un dio abrió sus brazos para recibirlos, hoy la Madre Patria devuelve el gesto.
Antes que saliéramos por el mundo, ya muchos lo habían hecho, la emigración es tan antigua como la vida, y siempre va a existir , hoy estamos en todos los continentes, en las islas, en todos los rincones, con idiomas diferentes, culturas diferentes, frio, calor, pero en el corazón nunca se va a apagar el recuerdo de nuestra pequeña Patria.